Uno de los cuentos de Borges que más me impresionó fue Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. En él, se describe la búsqueda de la enciclopedia perdida de un mundo imaginario. Una vasta obra en cuarenta volúmenes en la que se describen diferentes aspectos de un mundo completamente imaginario: su geografía, su clima, su flora, su fauna, su historia, su filosofía...
La enciclopedia es obra de la sociedad Orbis Tertius. ¿Por qué no hacer que una clase se convierta en un Orbis Tertius particular que describa su propio mundo?
La enciclopedia es obra de la sociedad Orbis Tertius. ¿Por qué no hacer que una clase se convierta en un Orbis Tertius particular que describa su propio mundo?
Se trataría de un proyecto multidisciplinar, completamente transversal y que podría prolongarse durante cuatro años. Se podría convertir, de manera casi natural, en un proyecto en el que participasen diferentes clases (de un mismo centro o de centros diferentes). De hecho, estirando la cuerda, podría ser un proyecto de centro educativo en el que, por ejemplo, interviniesen todos los alumnos de la ESO durante, pongamos, diez años. Pero este último punto ya es demasiado extremo. Quedémonos con la idea de un proyecto de uno a cuatro años de una clase.
La clase crearía un mundo imaginario desde cero con la intención de generar una enciclopedia (online, evidentemente) de este mundo. Se deberían describir todos los aspectos físicos del mundo, pero también la historia de los pueblos que lo habitan y su relación entre ellos y con el planeta.
Esta descripción debería ser lo más coherente posible. Para dotar de realismo y coherencia, nada mejor que informarse de cómo funciona nuestro propio mundo. Así, mediante la creación de una enciclopedia de un mundo imaginario se conseguiría analizar diferentes aspectos de nuestra realidad.
También serviría para analizar las obras de fantasía basadas en mundos imaginarios, con El Señor de los Anillos en cabeza. De la misma manera, se podrían trabajar las obras de ciencia ficción que describen otros mundos y relacionarlo con el catálogo cada vez mayor de planetas extrasolares.
La clase crearía un mundo imaginario desde cero con la intención de generar una enciclopedia (online, evidentemente) de este mundo. Se deberían describir todos los aspectos físicos del mundo, pero también la historia de los pueblos que lo habitan y su relación entre ellos y con el planeta.
Esta descripción debería ser lo más coherente posible. Para dotar de realismo y coherencia, nada mejor que informarse de cómo funciona nuestro propio mundo. Así, mediante la creación de una enciclopedia de un mundo imaginario se conseguiría analizar diferentes aspectos de nuestra realidad.
También serviría para analizar las obras de fantasía basadas en mundos imaginarios, con El Señor de los Anillos en cabeza. De la misma manera, se podrían trabajar las obras de ciencia ficción que describen otros mundos y relacionarlo con el catálogo cada vez mayor de planetas extrasolares.
Elegy for a Dead World
Casualmente, estos días ha aparecido esta noticia en El País sobre un «videojuego» en el que se analizan tres mundos basados en la obra de poetas románticos y se pide que se generen poemas describiendo la experiencia de los jugadores, Elegy for a Dead World. Una iniciativa interesantísima.